Los 18 nacionales del 2018

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Enchastre – Louta 
Después de asentarse a partir de un repertorio al servicio del show performático que dejó boquiabiertos a quienes hayan tenido la oportunidad de presenciarlo, Jaime James (ese es su nombre) estalla con un disco de canciones que además de empujarte a la pista, dicen un montón de cosas. Louta dibuja un mapa multirítmico en el que conviven canciones de amor descontracturado, libertades expuestas y relatos de época que se mixturan con juegos líricos en los que no faltan un toque de humor y extravagancia.

SMS – Salvapantallas
El primer disco de Santiago Celli y Zoe Gotusso representa un salto evolutivo tan contundente como lógico si se observa analíticamente el camino previo. En “SMS” hay un cúmulo de códigos de época que explican gran parte del secreto mejor gritado por Gotusso y Celli, ese que los convierte en genuinos representantes de una generación. En el disco, el diálogo de guitarras deja lugar a un pulso más bailable que se empuja desde los teclados y las programaciones más identificadas con el universo del electropop.

Best Seller – Juan Ingaramo
Después de haber ido preparando el terreno para su última transformación a través de tres adelantos que dejaron asomar las características centrales de su nuevo sonido, el cordobés se abraza definitivamente a la música urbana a través de un trabajo tan contundente como provocador. Sincero y arriesgado, Ingaramo se para desde una aparente incomodidad y empieza a construir el entramado de su nueva propuesta que se robustece con la participación de Dakillah, Ca7riel, Louta y Neo Pistea. En el track list aparece su versión de “Fuego y pasión” (junto a Elsa y Elmar) que se aprovechó la oleada del revival Rodrigo y ya se convirtió en su tema con más reproducciones en Spotify.

Prender un fuego – Marilina  Bertoldi
El riesgo de acomodarse en los laureles cosechados con su “Sexo con modelos” del 2016 era una posibilidad muy concreta que Marilina decidió dejar a un costado para saltar hacia adelante. En el camino quedaron las guitarras que todo lo demolían para abrir el juego a un impulso funk con el que ya se había abrazado en sus tiempos con su banda Conor Questa. Hay enormes canciones (“Correte”, “Fumar de día”) momentos más explosivos desde el plano de la psicodelia roquera (“O no?) y pasajes más intimistas (“Remis”, “Prender un fuego”) que incluso juegan con los códigos de un núcleo lo suficientemente pequeño como para crear una especie de enigma entre seguidores y escuchas curiosos (“Tito volvé”). Si hay discos que sirven para consolidar caminos promisorios, este es uno de ellos.

Nos vamos a morir de hacer estrategias de amor – Los Rusos Hijos de Puta
El cuarteto integrado por Luludot Viento, Flor Mazzone, Julián Desbats, Santi Mazzanti suman diez canciones al que posiblemente sea uno de los repertorios más rayanos a la rebeldía musical de la argentina de los últimos años. Sinceridad, transparencia, espíritu punk de atmósferas pesadas, alguna cumbia fumeta, espasmos de “rompan todo” y canciones que piden pista para hacerse un lugar en el podio de algunas de las canciones que deberemos recordar cuando pase el 2018.

Voy a encenderme – TOCH
A lo largo de trece canciones, los Toch logran abrazar los universos musicales que han sabido ir construyendo a partir de sus viajes e inquietudes fruto de más de 10 años de músicas compartidas. El disco se estructura con temas que tienen el sello ya tradicional del trío en el que el reggae, el ska y el rock se entrecruzan con algunos ritmos tradicionales de nuestro continente, a la vez abre camino a nuevos arreglos y recursos armónicos más relacionados con el jazz y la experimentación folclórica latinoamericana. Así las cosas, el pulso rítmico se aletarga y deja lugar a la contemplación de canciones que revisan profundidades desde lo lírico y lo sonoro. Hay, en las letras, otra muestra de madurez que ubica a “Voy a encenderme” en uno de los puntos más altos de la trayectoria compositiva de los Toch que se enfrentan a temáticas que apuestan a nuevas miradas sobre la vida, el amor, la relación con el medio ambiente y los antídotos contra algunos de los males que aquejan a las actuales generaciones.

El Ruiseñor, El Amor y La Muerte – Indio Solari
En su último disco, Idio toma un puñado de canciones con espíritu fogonero que, salvo excepciones, nunca había estado tan presente en un trabajo suyo desde la separación de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Tal vez tampoco antes.  Aunque mantiene estilo y marca identitaria, deja de lado la apuesta por las capas de sonido demoledor, apela al virtuosismo simple de cada uno de los enormes músicos que lo acompañan y ajusta su sonido al servicio de su canción con la pluma exquisita de un Solari más sincero y directo que nunca. 

Hermafrodita – Francisca y Les Exploradores
La banda de Franco Saglietti se deconstruye y se despacha con un disco de perfil consagratorio. Con un sonido claro y contundente que unifica mundos y públicos, los 25 minutos de “Hermafrodita” representan la renovación de un carnet de identidad que expone un ADN en el que el indie argento convive con los elementos centrales del Rock Argentino. Es posible que el sello de Gonzalo Aloras haya influido en ese color musical aunque, vale decirlo, Saglietti es uno de los músicos de la nueva generación que mejor ha desarrollado ese perfil a lo largo de la última década.

BACH – Bandalos Chinos
El disco más cancionero de la banda nacida en Beccar.  Once canciones que dan cuenta de una maduración desde lo estético y lo compositivo que suma nuevas narrativas y sonoridades en las que se impone un sonido más orgánico, con ajustados arreglos de vientos y una actitud pop que deja un poco de lado las programaciones pero no se aleja un centímetro su apego por las pistas del agite colectivo y la patita en movimiento. Un año a toda velocidad que los terminó depositando en una gran gira mexicana con la que cerraron su gran año consagratorio. 

Discutible – Babasónicos
Este es uno de los discos más importantes del año, pocas dudas quedan de eso aunque suene demasiado determinante. ¿Por qué? Principalmente porque resulta extraño encontrar en el establishment musical argento (caracterizado siempre por una comodidad superlativa) artistas que decidan seguir aportando al sisma como modus operandi. Pero además, también hay que decirlo, Babasónicos parecía haberse olvidado de ese espíritu rebelde en sus últimos trabajos. Entonces hay que celebrar. “Discutible” tiene el nombre perfecto para identificar un movimiento astuto. Babasónicos se reafirma como uno de los grupos más libres del siglo en nuestro país y retoma algunos elementos pop psicodélicos de sus primeros años para ponerlos a disposición de los mensajes que son necesarios gritar en el presente. Y lo hace con maestría, reviviendo siempre en la piel de un canción. 

En espiral – Los Pibito
El tercer disco de Los Pibito despliega una serie de conceptos en los que la identidad se abraza con las vueltas por nuevos colores en donde siempre predomina el negro enraizado con una naturalidad increíble en cada uno de los sonidos de la banda nacida en Villa Crespo. Para eso suman algunas de las voces más representativas del presenta nacional y terminan por hacer girar un repertorio que mira el tiempo en 360 grados. Así, Juan Ingaramo, Emme, De la Riera y Julián Kartún (en su rol de Caro Pardiáco) conviven con Ruben Rada y “La Rubia Tarada” sin solución de continuidad ni necesidad de andar explicando demasiado. “Una inyección de flow universal” nacida en la Argentina de la segunda década del siglo XXI, el lugar y el tiempo en el que la música urbana para sumar la cuota estética más importante a la cultura de nuestro memorial sonoro.

Cargar la suerte – Andrés Calamaro
Cuarenta años después de debutar discográficamente como parte de la banda Raíces, Calamaro pasa cuentas personales con la historia y con su propia existencia con un disco que lo vuelve a poner en las primeras planas de la música hispanoparlante. En “Cargar la suerte” hay un volver al ruedo que pone sobre la mesa las virtudes más grande del compositor que hasta se anima a auto-homenajearse sin dejar a un costado algunos de sus bajos más significativos. Se golpea el pecho y, de tanto en tanto, se da un sopapo. Es un disco que podría nombrar “Calamaro definitivo”. Elegante desde la melodía, efectivo desde la lírica y muy fino desde los arreglos. El dato destacado aparece en las potencias de las guitarras, algo que lleva al escucha más añejado, directamente a un viaje que desemboca en la etapa post-rodriguez. Al igual que lo había hecho con sus trabajos consagratorios, el músico se apoyó en un seleccionado de músicos que fueron comandados por German Wiedemer y Gustavo Bornery . Estuvieron Aaron Sterling – Bateria y Percusión; Erik Kertes – Bajo; Rich Hinman – Pedal Steel y Guitarras; Mark Goldenberg- Guitarras; Lee Thornbug – Trompeta; Brandon Field – Saxo Tenor; Joel Peskin -Saxo Baritono; Mark Robertson -violin; Ellen Jung -violin; David Low -cello; Teag Reaves -Corno Frances; y Katie Faraudo – Corno Frances.

La huella en el cemento – Sofía Viola
Pasaron cinco años desde el último disco de Sofía Viola. Tiempo suficiente para que una de las artistas más interesantes de los últimos años en nuestro país pueda despacharse con un disco que eleva su sonido en un nivel superior. Acompañada de su banda, El Combo Ají, Viola vuelve a exponer sus influencias, a desnudarse cantando y a explotar en juegos interpretativos que la rebelan como dueña de una de las voces más flexibles y expresivas del presente argentino. El trabajo permanente con Ezequiel Borra desde la producción (también forma parte de su banda) da a “La huella en el cemento” un rol continuador que hace base en “Júbilo” y se proyecta como estructura identitaria de la artista nacida en Lanus, ciudadana del mundo por estas horas, que edita por primera vez un trabajo original para el mercado español.

Conociendo Rusia – Conociendo Rusia
El disco del nuevo proyecto de Mateo “El Ruso” Sujatovich se convirtió en una de las grandes novedades del 2018. Fue grabado y producido por Nicolas Btesh y Juan Armani en estudio El Mar y también en el Club Atlético Sujatovich, donde padre (Leo Sujatovich) e hijo dicen “jugar a la música” mientras producen distintos trabajos musicales para televisión y publicidad. El material, que fue presentado oficialmente en mayo con un concierto en La Tangente (C.A.B.A.), es un trabajo de alta factura desde lo compositivo y lo sonoro y aporta nuevas melodías a la escena independiente del rock argentino que se inscribe en la mejor tradición de la canción pop de nuestro país. 

Ella – Bren Coll
El disco de la catamarqueña radicada en Córdoba termina siendo una de las grandes sorpresas del año que pasó. Producido por Marian Pellegrino, Bren Coll se despacha con un trabajo en el que invita a doce mujeres a las que se suman Rally Barrionuevo y Julio Paz. Anclada en la música de raíz, Bren actualiza los formatos tradicionales y los trae a nuestros días para poner el eje en tiempos de feminismos y diversidad que se nutren con las discusiones generacionales cargadas de nuevas valoraciones y pocisionamientos ante la existencia universal. La voz profunda de Bren, mixturada con aires flamencos que surfean todo el disco, termina por cerrar un combo perfecto del disco de proyección folclórica de los más interesantes que aparecieron a lo largo de estos 365 días.   

Clásico – Hipnótica
Cuatro años pasaron desde “Ese lugar imaginario”, el disco de Hipnótica que antecede a “Clásico”, editado al filo del cierre del agosto 2018. El segundo LP de Nahuel Barbero y Hernán Ortiz es un trabajo que se abraza con su nombre y lo resignifica como concepto de cara al futuro. Un disco plagado de canciones elevan el espíritu pop a su punto más alto y lo vuelcan sobre un tapiz sonoro en que la paleta de colores característicos de la generación de músicos de la que forman parte coquetea con pinceladas de bossa nova y nuevo R&B. Ambos músicos, que vuelven a brillar en el glorioso encuentro de sus armonías vocales, reconocen el papel fundamental de Santiago Beltramo, bajista de la banda y productor del disco, para un sonido final que abre una nueva etapa en el sonido de los Hipnótica. Uno que pretende poder perdurar por el resto de los tiempos.

Doble de riesgo – Telescopios
El tercer disco de Telescopios es el más directo, concreto y contundente de todos sus trabajos. Hay una decisión estética de apuntalar los elementos característicos que banda y universo inmediato tienen en común, un fortalecimiento identitario muy fuerte que, a la postre, convierte a “Doble de riesgo” en un disco (casi) de resistencia. ¿A qué? Al bajón generalizado. Porque este tercer disco de Telescopios invita a mover la patita, a bailar y a cantar con tonos cómplices muchos de sus pasajes, pero a la vez es un disco reflexivo. No es una cuestión menor las formas que terminan tomando las canciones a partir de las historias que se hilvanan en ellas. Lejos de los juegos que utilizan la metáfora y la superpocisión de imágenes como elementos terminan por centrifugar una obra musical, Telescopios le habla al escucha con el lenguaje del escucha y el abanico es tan inmenso que abarca problemas económicos, conflictos éticos y dilemas existenciales mientras relata fiestas, resacas y episodios de extrema paranoia. El doble de riesgo, en definitiva, también es un espejo. Alguien que se parece a nosotros mismos. Demasiado.

Flow de Cuyo – Perras on the beach
Si el desparpajo y la libertad extrema habían sido las razones del primer flechazo ocasionado por el  disco debut de los mendocinos -«Chupalapija del año 2016»-, el enamoramiento que se genera a partir de la escucha de «Flow de Cuyo» resulta tan natural como sugestivo. Todas las líneas se profundizan y Perras on the beach mete las patas en el barro de la historia que les toca en suerte sabiéndose protagonistas de tiempos y espacios. De la psicodelia al dub, del grunge al trap y del hardcore a la cumbia. Por todos esos caminos anda el disco que planta bandera desde su nombre pero también transparenta un ADN que nace a mediados del siglo XX y se extiende hasta el presente sentando las bases de una mixtura que será pulso e impulso de las generaciones por venir.