Las Ligas Menores estrena su «Fuego Artificial» en el Festival La Nueva Generación

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Luego de cuatro años de girar con su disco debut al que se sumaron otros simples y canciones que se editaron en el mientras tanto, Las ligas menores acaba de editar «Fuego artificial», su segundo disco larga duración que será presentado oficialmente a finales de este mes. El viernes serán una de las bandas que animarán la edición otoñal del Festival La Nueva Generación en la Plaza de la Música. Horas antes de su llegada a Córdoba hablamos con Anabella Cartolano sobre el disco, los cuatro años que pasaron desde «El disco suplente», las giras y la escena independiente.

Otra Canción: Vienen con nuevo disco a esta edición de invierno de La Nueva Generación. Me gustaría arrancar por ahí. ¿Cómo están con el disco ya rotando?
Anabella Cartolano: La verdad es que estamos muy contentos porque hace mucho tiempo que tenemos ganas de tocar las canciones que están en el disco nuevo. Hace mucho que están dando vueltas y sacar el disco es la excusa perfecta para empezar a largarlas y tocarlas en vivo. Nos gusta cómo quedó y esperamos que al conocerlas en vivo a la gente le pasen las mismas cosas que nos pasan a nosotros con esas canciones.

O.C: Trabajaron con un productor, Tom Quintans. ¿Cómo fue la experiencia? ¿Qué ven que aportó a la edición definitiva del material?
A.C: Sí, trabajamos con él y con Lucas Rossetto en la ingeniería de sonido. La posibilidad de tener una tercer mirada sobre las canciones es algo que está muy bueno. Tuvimos la chance de que pudiera venir a los ensayos y que nos recomiende cosas que van desde arreglos y punteos hasta el agregado de baterías. Eso es algo positivo porque a veces nosotros nos encasillamos en algo sin darnos cuenta y tener a alguien que nos proponga otras cosas nos abre más el panorama con respecto a todo lo que podemos hacer con una canción

O.C: ¿Cuánto tiempo estuvieron en la producción de las canciones que forman parte de “Fuego Artificial”?
A.C: En el disco está “Ni una canción” que es un tema que estaba en un simple y quisimos que esté en el disco porque hace rato que lo venimos tocando y no queríamos que quedase solamente en ese simple. Además de que nos gusta mucho. Habrán pasado cerca de dos años desde el momento en que las canciones surgieron hasta el momento en que se fueron afianzando las ideas y terminamos con los arreglos definitivos. Tampoco es que lo hicimos con mucho apuro, ahí hay una diferencia con nuestro primer trabajo que es evidente. Es cierto que pasaron cuatro años y que eso parece mucho pero en ese lapso hicimos muchas cosas entre viajes y conciertos y realmente nos pareció que estaba bueno que el disco pudiese ser trabajado con paciencia y no a las apuradas.

O.C: Es el segundo disco y uno tiene la maldita costumbre de comparar en cierto modo con el trabajo anterior. Parece haber un trabajo más refinado en las instrumentaciones y en las letras. ¿Ustedes lo ven así? ¿A qué crees que se debe?
A.C: Creo que más allá de tener instrumentos nuevos, pedales nuevos y toda una infraestructura distinta a la que teníamos antes que sin duda hacen a la sonido definitivo de las canciones, me parece que hay un trabajo prolongado con las canciones que es fundamental. Muchas de estas que aparecen ahora ya existían en la época de “El disco suplente”. Esta bueno también reconocer que a medida que fueron pasando los años y las grabaciones hay un cambio de sonido porque eso da cuenta de una evolución de la banda.

O.C: Hay algunas canciones que parecen tener una búsqueda poética para expresar muchas de las cosas que cruzan algunos estados convulsionados de la sociedad actual. Pienso en temas como “La paciencia” o “El galpón”. ¿Hay algo de eso?
A.C: Honestamente, no están pensadas en ese tono. Si vos me decís que te llevan a esa lectura está buenísimo, incluso creo que hoy tener paciencia es algo fundamental, está difícil pero es lo único que queda (risas). Pero no fue esa la intención inicial de esas composiciones. Por lo general, las canciones parten de ese universo cotidiano de nuestras vidas que se simplifican encasillándolo en el amor o el desamor, por ejemplo, pero después de que se plantea la idea principal se van sumando otros elementos que terminan completando la obra. Igual, también nos gusta la idea de que cada uno le termine por dar su propia interpretación de una canción y no encerrarla en la idea en la que nosotros nos apoyamos al componerla y que puede derrumbar todo lo que vos te movilizaba de esa canción cuando la escuchabas.

O.C: Recién dijiste que incluyeron “Ni una canción” en el disco porque “no querían que quedase solamente en un simple”. En tiempos en los que los hábitos de consumo y la forma de relacionarse con la escucha parecen virar hacia las “canciones sueltas” ¿Siguen creyendo en la unidad de la obra en un disco como algo a lo que apostar?
A.C: La realidad indica que, salvo que te guste mucho una banda y te escuches los discos enteros, uno escucha canciones sueltas por ahí sin indagar demasiado en otros temas de ese mismo artista. A lo mejor hay gente que escucha un tema de Las Ligas y por eso va al disco y lo escucha entero, si pasa eso sería algo genial. Pero somos conscientes de que los hábitos de escucha han cambiado y que hacemos un disco para que quede como una pieza para quienes gustan de tenerlo. Un disco también cierra o abre un momento y me parece que está bueno que eso pueda ser registrado de esa manera.

O.C: Han participado en festivales importantes alrededor del continente pero se destaca claramente su participación en el Festival de Música y Artes de Coachella. ¿Cómo llegaron ahí? ¿Qué significa para ustedes llegar con sus canciones a esos lugares, a priori tan alejados?
A.C: Nuestra primera gira internacional fue a Perú en el 2014. Ahí nos vio un productor que nos invitó al año siguiente a tocar a un festival del que no pudimos participar por un montón de cosas que se nos cruzaron en el medio pero quedó el contacto. El año pasado nos llamó y lo primero que nos preguntó era si teníamos las visas, nosotros no entendíamos demasiado hasta que nos contó que había empezado a trabajar en el Festival Coachella y que le daban la oportunidad de convocar a bandas independientes para tocar en un escenario más pequeño que iba a funcionar por primera vez ahí. En ese preciso momento empezamos a hacer todo el tramiterío necesario para sacar la visa de trabajo. Ya aparecer en el cartel del festival nos parecía buenísimo, compartir el escenario con bandas que jamás imaginamos o ver cosas que realmente no hubiésemos visto si no hubiésemos estado invitados ahí. Yo vi un show impresionante de Lady Gaga, por ejemplo, que si viene acá no tengo ni plata para poder ir a verla por lo que nunca se me hubiese ocurrido. Pero lo bueno, además, es que pudimos estar una semana y organizamos una pequeña girita por Los Ángeles. Estuvimos en Fullerton, Pomona y Riverside. Eran recitales chiquitos pero muy lindos porque es algo más íntimo y pudimos conectar con la gente que se acercó luego cuando nosotros vendíamos nuestros discos, nuestros pines y nuestras remeras. Uno a veces piensa que el idioma aparece como una barrera pero pasa todo lo contrario. Nos pasó en esos lugares pero también en el propio Coachella. Se nos acercó mucha gente que nos decía que si bien no entendían la letra, les había gustado mucho tal o cual canción. Eso también nos sirvió para darnos cuenta de que si la melodía es buena, la canción zafa (risas).

O.C: Son una de las principales bandas del sello Laptra. ¿Cómo se sienten al pertenecer a un sello que es emblemático de la escena independiente?
A.C: Nosotros estamos en Laptra desde los comienzos de la banda y la verdad es que hoy no nos vemos en otro sello. Yo entiendo que hay mucha gente que está pensando que hay alguien que organiza las cosas desde un lugar determinado, es como que cada banda va trabajando las cosas como puede. Nuestras fechas las organizamos siempre nosotros y recién estos últimos dos años empezamos a  trabajar con alguien que tiene ese trabajo específico. Dos años de siete. Lo que te quiero decir es que cada banda se hace su lugar, hace las remeras con quien quiere, hace su pines de la manera en que quiera y la particularidad es que todos estamos bajo el mismo sello y formamos parte de un colectivo como personas que somos.

O.C: Llegan a un lugar que también se ha convertido en un espacio referencial para las nuevas generaciones musicales. No sólo desde la convivencia estética sino desde un modo de pensar(se en) el mundo. ¿Tienen una mirada en torno a la generación de las que les toca formar parte?
A.C: Creemos que así como a nosotros se nos dio la oportunidad de tocar en escenarios más grandes cuando estábamos empezando, está bueno retribuir eso ahora que crecimos un poco más. Me parece que se trata de eso y eso es lo que pasa también en el sello, la idea es que nos vaya bien a todos y no de crecer solos. Está bueno pensar todo recíprocamente.

O.C: Las ligas menores es un grupo formado principalmente por mujeres, eso es algo que este último tiempo ha ido ganando espacios pero que no era muy común de observar un tiempo atrás. ¿Es algo importante eso para ustedes?
A.C: No. Yo entiendo que ahora hay un auge que está buenísimo en torno a todo lo que significa ser mujer pero bandas de mujeres hay desde antes de que yo naciera. Me parece que no está bueno que nos destaquemos porque somos más chicas que chicos. La verdad que no me es muy cómodo, prefiero que me preguntes las mismas cosas que me preguntarías si fuésemos una banda de todos chicos porque a la larga estamos haciendo lo mismo que es música. Me parece que tenemos que avanzar para que nos traten como iguales y no que empecemos a pensar en “bandas de chicas” como si eso fuese un género.

O.C: Está claro, yo te pregunto porque siento que la realidad lamentablemente marca que hay diferencias y que esas diferencias se están rompiendo ahora, en este tiempo.
A.C: Ni hablar. Nosotros lo hablamos mucho con hombres y mujeres. Si nos vamos cinco años atrás las cosas eran muy distintas porque había otra forma de ver las cosas. No hay dudas de que vamos mejor.

 O.C: ¿Qué piensan sobre las denuncias que van apareciendo y caen sobre muchos músicos con los que por ahí se cruzaron o con quienes pudieron compartir cartel y escenario en algún momento?
A.C: Me parece una situación delicadísima. Si bien está buenísimo que hoy se pueda hablar abiertamente y que existan los medios para hacerlo también me parece que, en algún punto, se vuelve medio como una cacería. Es muy difícil ver el límite que existe entre algo que se puede tomar en serio y algo que no tiene ni siquiera la posibilidad de dudar al respecto. Es muy loco que una quiera hablar del tema pero que haya gente que prefiere estar detrás de un teclado y una pantalla tirando odio sin saber absolutamente nada. Me parece que son temas que deben plantearse con muchísima seriedad porque si hemos conseguido la herramienta es momento de analizar el uso que le damos para que no queden las cosas en la nada. Hacer una denuncia no es ningún chiste, como tampoco lo es recibir una. No podemos seguir analizando todo entre el blanco y el negro, tenemos que poder frenar un segundo y pararnos a pensar lo que está pasando para poder resolverlo.

O.C: ¿Cómo vienen a Córdoba y cómo sigue el 2018?
A.C: Venimos planificando el año con mucha calma porque el haber lanzado el disco nos insumió mucha ansiedad, la verdad. La fecha de presentación oficial es el 25 en Capital pero el viernes vamos a estar tocando algunas canciones nuevas aprovechando que va a haber mucha gente que no nos conoce o nos va a escuchar en vivo por primera vez. No vamos a tocar todo el disco nuevo pero algo seguramente se podrá escuchar.

*La foto de portada es de Giulia Antonelli