Martín Buscaglia: «No hay que tenerle miedo a la música»

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Este viernes Fernando Cabrera y Martín Buscaglia llegan a Córdoba, el show será en Las Salas de las Américas a las 21.

Casi sin imaginarlo, dos de los referentes de la música uruguaya se juntaron un verano en Punta Ballena después de que un productor les propusiera realizar un show en conjunto. Desde el primer encuentro estos dos cantautores de diferentes generaciones y géneros musicales (uno más cerca de la trova y el otro del rock- funk) empezaron a gestar un proyecto que ya lleva una gira por Uruguay y parte de nuestro país que recibió elogios de parte de la prensa y sus colegas. Para muchos un dúo impensado pero que, como lo explica Martín Buscaglia en la siguiente charla,  no es tan descabellado.

O.C: ¿cómo surgió la idea de platear este show a dúo? Teniendo en cuenta que si bien tienen cosas en común a primera vista son distintos. Fernando, por un lado, más ligado a la trova, a la acitvidad de cantautor y siempre sosteniendo un show de cierto modo más «serio». En cambio en tu caso plateas una música más ligada al rock, al funk y con cierto «desparpajo».
Martin Buscaglia: Es una respuesta que tiene muchas ramificaciones. En cuanto a lo que parecemos distintos es real, pero las apariencias engañan por eso podemos hacer cosas juntos, porque creo que tenemos modos bastantes equivalentes. Cada uno, cada persona, cada músico  encuentra las herramientas que son más afines a él para llegar a un magma musical. Eso implica cómo tocar tu instrumento, cómo componer, pero también cómo subirte a un escenario, como puede ser el desparpajo al te referís, pero que Fernando también lo tiene. Fer encontró un modo de subir al escenario que va más con su  personalidad, lo cual implica hablar poco y tocar con una  postura muy incólume. El  mío, sin haberlo estudiado, es algo que encontré a posteriori. Implica el baile, algo que está alejado a lo que plantea él. Igual en el fondo hay similitudes, venimos de generaciones diferentes pero de un mismo territorio. Compartimos un montón de influencias y algunos héroes. En lo que más rápidamente lo vi es en el enganche en el toque de las guitarras, que es un lado que muchas veces se comenta de Fernando. Recién me decías que en apariencia Fernando tiene un lado más trovador y yo algunas cosas más funkeras. Pero puedo recordar  que cuando conocí la música de Fernando, él estaba en Baldío, es la banda que tuvo antes de hacerse solista, yo era un niño. Fue banda medio The Police, aunque algo deforme porque sus intereses nunca fueron  de emular. Como bien decías esto arrancó en portezuelo Punta Ballena  sucedió que vino un tercero que vio algo que los que estábamos involucrados no vimos, por pudor o por pereza. Empezó con un par de fechas y instantáneamente nos dimos cuenta que no iba a ser tan fugaz, aunque cada uno también sigue con su movidas musicales. Fernando sacó un disco hace poco, yo estoy trabajando en el mío. Hemos reincidido varias veces con el dúo y de hecho seguramente en Córdoba tocaremos algunas de las canciones que compusimos juntos, algo que en un principio no formaba parte del  show.

O.C: Teniendo en cuenta que están componiendo juntos. ¿Tendremos algún registro?
M.B: El plan, desde que arrancamos,  fue proponernos no plantear nada muy alejado. La idea es vivir el momento. También supusimos que esa pregunta podría surgir cuando nos propusimos seguir con este show. Pero decidimos ir paso a paso, ambos tenemos muchas cosas, lo que sí  vamos hacer es tocar temas en vivos por lo menos en nuestros shows esporádicos como los que estamos dando. Después veremos si termina en un disco juntos o  en el disco de alguno de los dos o simplemente en lo efímero de un concierto, que tampoco esta mal.

O.C: Recién comentábamos las cosas que tienen en común, como las influencias. Imposible que no se me venga a la cabeza como una influencia Mateo o Darnauschan, Fernando tocó con ellos. Mientras que tu papá trabajo con Mateo. ¿Cuánto tienen que ver esas influencias en este nuevo show?
 M.B: Esas influencias en común sin duda, valga la redundancia, influyen en la sintonía, hablamos un lenguaje común.  Más allá de ser de generaciones diferentes, que yo haya escuchado  mucho más reggae que Fernando y el más Piazolla de lo que yo escuché.
Como bien decís  esta Mateo y los Beatles por supuesto. Está Darnauchans que es con el otro dúo en que participó Fernando.  A  los dos proyectos lo vi en vivo, más como fan de la otra parte. El dúo que hizo con Mateo lo fui haber más como súbdito de Mateo y de Darnauchans que lo vi 800 veces. Sé que de esos  artistas me quedaron cosas, por más que no se parezcan, seguro algo queda impregnado. Después por el lado familiar, por el laburo de mi viejo con Mateo, Fernando no era del círculo. El enganche viene  por otro lado, no es que lo haya conocido a Fernando de toda la vida, como me paso con otros músicos como Rada, por ejemplo. Con Fer fue un acercamiento musical, habremos tocado juntos dos o tres veces en instancias específicas como puede ser en un show de alguien o la grabación de alguien.

O.C:  Si entramos a repasar tu discografía también tenes varios dúos con Antolín, Kiko Veneno con quienes grabaste discos. Después estuviste de gira con Yusa, Lisandro Aristimuño. ¿Qué es lo que te buscas que en los últimos tiempos estas constantemente haciendo dúos?
M.B: Eso es algo que apareció hace no tanto, apareció con Kiko Veneno, por eso en todos los dúos que nombraste fue otro el que lo vio y planteó que nos juntemos. Excepto el de Antolín que es el más singular de todos, porque fui yo a buscarlo para que  hiciera algo y termino siendo un disco a dúo. De esos dúos salí mejorado siempre, es todo ganancia. Me refiero al aspecto musical a las herramientas con las que  salís después de cualquiera de esas incursiones. Supongo que para poder hacerlas vos ya tenes que tener  un camino recorrido, haber experimentado cosas con las sonoridades, la armonía…   El mezclarte con otro que tiene su camino de los que nombras Yusa y Lisandro son los más con generacionales míos. En el caso e Antolín, Kiko y Fernando todos tienen mínimo 15 años más que yo. Es hermoso encontrarte con alguien que tiene puntos en común y de quien aprendiste, seguiste en un momento.
Me parece que la música está mas allá de las franjas etarias…

O.C: Me imagino que cuando uno plantea un dúo busca aportar cosas, busca en cierto modo brindar algo que el otro no tiene y viceversa. ¿Cuál es el aporte que vos le das a Fernando y él a vos?
M.B: Entiendo lo que decís y es así, pero al mismo tiempo no es algo que escribas en un papel previamente. Yo nunca trabajé así, ni quiero hacerlo. Es algo que se da naturalmente. Te diría que es una experiencia sinceramente fascinante en un formato que no es el más habituable para uno. Porque vos nunca te paras en el mismo espacio que cuando tocas solo.  Creo que es algo que Fernando también lo vive cuando toca con su banda o solo. Es diferente hasta la postura física, el mirar a la gente. Cuando haces un dúo es  cuestión de encontrar el mejor lugar para la música. Lo que me han comentado y que también lo noto es que Fernando tiene una soltura por este dúo, un desparpajo, una gracia que quien lo conoce sabe que la tiene. Pero quien solamente lo vio en vivo no se la imagina tanto. Yo como estoy tocando solo la viola y concentrado en una cosa muestro un lado más  sobrio, que quien me haya visto en un formato de despliegue más físico. Creo que cada uno naturalmente tiende a irse al lado del otro porque como comentabas, siempre buscas  lo que no tenes, yo no quiero tocar con alguien  igual a mí, para eso toco solo. La gracia  de hacer un dúo no es que cada uno toque los temas que salen mejor, sino que sea un grupo, generé una tercer cosa. En este caso una de las cosas que nos propusimos es un show de dos guitarras eléctricas, formato inusual para mí. Y creo que ayuda a la novedad para nosotros. Si la hubiéramos hecho a dos criollas hubiera sido más fácil caer en el fogón y tocar los temas que salen bien y que van a funcionar. Lo que planteamos es algo un poco más tenso y por eso también más atractivo.

O.C: ¿Cómo es la elección del repertorio?
M.B: Yo le dí a Fernando los temas que me gustaban de él y que sentía que le podía aportar  algo, sea por el toque, la claridad o la letra. Él hizo lo mismo conmigo. Fue algo natural aprovechamos para tocar temas nuevos de cada uno  y algunos de los que estamos haciendo juntos también. Aprovechamos el show para tocar temas que nunca habíamos tocado en nuestros respectivos shows solistas.

O.C: Muchos periodistas definen este dúo como la unión de dos referentes. Por un lado Fernando con una trayectoria bastante conocida y grande. Por el otro vos que si bien ya tenes varios años en la escena y que sos de la nueva generación podríamos decir. ¿Pesa que los vean así?
M.B: No pesa, lo que sí  te da como una fuerza inspiradora que es el cariño que recibís de la gente y de colegas músicos.  Es algo que yo personalmente nunca lo tuve en los planes. A veces cuando uno empieza hacer música por lo que conozco de otros colegas  tiene diversas ilusiones, en mi  caso fue  la de viajar y componer con amigos. No tenía la iniciativa de tocar en un estadio como otros. Es algo emocionante y que te da una cierta responsabilidad, pero al mismo tiempo la responsabilidad conlleva la libertad que te da decir «yo voy hacer los discos que se me antoje». Algo que en Fernando  nadie lo puede negar, siempre a hecho en los shows las canciones que se le antojo. Yo modestamente también. Creo que la gente sigue esa libertad.

O.C: ¿Cómo  ves la música actual del Río de la Plata? Pregunto porque días atrás leía un artículo de un colega tuyo uruguayo que sostenía que la cumbia canchera estaba avanzando dejando de lado otras cosas.
M.B: Mi opinión es que no hay que tenerle miedo a la música, la música  se basa en el arte. Creo que también es un ecosistema la naturaleza se mueve en fractales y se repite. Es imposible que toda la música fuera Fernando Cabrera, y si así llegara a suceder sería horrible. Estarías como loco buscando una música  que te generé otros sentimientos como por ejemplo una banda de cumbia canchera, que no es algo que me moleste a mí en lo particular. Creo que es parte de  un ecosistema. Para que hayan cosas maravillosas tiene que haber otras malas, mediocres y otras que sean solo para algunos. En el fondo  creo que  es un comentario que da para desarrollar más dicho así queda como un poco corto. Pero no creo que haya música mala, en realidad creo que me sirve siempre. Ya sea para verme reflejado o rechazado y así saber  a donde tengo que ir. La verdad no lo digo para agradar a nadie, hay un montón de cosas que detesto pero no hay música mala. Me parece que la culpa jamás puede ser un ritmo, porque no tiene moral, no puede ser ni bueno, ni malo. La música sigue su camino y me parece super lógico que a Fernando le haya llevado 70 años llenar un lugar mediano. ¿Qué se imaginaban que haciendo canciones con ese grado de sofisticación y singularidad iba arrancar y el mundo se iba a dar cuenta que era un crack?. Ese no es este mundo, es uno ideal con el cual esta bueno soñar pero tu vida es un proceso para llegar a ese lugar al que nunca vas a llegar. En cuanto a la música uruguaya la veo positiva, me gusta que  no hay ningún estilo predominando. Si hay algunos más visibles que otros, pero hay un montón  de gente tocando jazz, cantores, rock. No  hay que  tenerle miedo a la música.

O.C: ¿Qué tiene la música uruguaya que es tan bien recibida en argentina?
M.B: Es verdad somos un montón los que venimos siempre.  Es habitual también que cuando viajo pase por algún lugar donde antes estuvo Leo Maslíah o Agárrate catalina. Me parece  que somos un dúo Argentina y Uruguay, y tiene que ver con lo mismo que veníamos hablando. Somos un dúo en el que uno busca en el otro lo que le falta. Es un poco idealizado pero te hace bien, hay un disfrute en la bandas uruguayas en salir a otro país. Argentina tiene una cosa de rutas grandes, de muchas provincias. Ustedes, creo, notan ese encanto más pueblerino por llamarlo de algún modo que tiene Uruguay. Creo que es la misma lógica que te conté que se daba con Fernando.

O.C: ¿Cómo sigue el año de Martín Buscaglia? Sé que andas trabajando en un disco nuevo y algunos proyectos.
M.B: En mi parte solista primero voy  a trabajar con Kiko Veneno en su nuevo disco. Lo vamos a coproducir eso es ahora en dos meses.
Después de eso tratar de terminar un disco nuevo que si se puede, saldrá a fin de año.
También estoy haciendo radio, pero en cuanto a disco es eso…

O.C: ¿Algo que puedas adelantar?
M.B:  Lo que te puedo decir es un disco mío solo. Sin habérmelo propuesto, las circunstancias de la vida y la música  me llevaron a compartir mucho, a salirme de mí. Fue como si me hubiera aburrido de mí, es algo que no lo pensé a priori. En los últimos años hice el disco con Kiko, con Antolín, un disco con la guitarra criolla solo sin que supiera que me estaban grabando. Hubo una seguidilla de momentos musicales que me alejaban de mi centro y que probablemente era lo que necesitaba. Si bien el próximo disco lo voy hacer solo, es inevitable que tenga cositas de todas esas personas con las que compartí.

O.C: Para ir terminando como definirías el show del viernes, con que nos vamos a encontrar
M.B: Es un concierto de canciones… Para mi tiene algo ancestral, somos dos tipos tocando canciones nada  más. Creo que el lugar donde tocamos es como un anfiteatro una cosa así. ¿Puede ser?

O.C: Si, es una especie de teatro, una salón de actos de la universidad…
M,B:
El show no es una fiesta,  es otra cosa… es un show mas ceremonial  que festivo.

O.C. Si por lo menos el lugar se presta para eso. A diferencia de El Vencindario o Cocina de Culturas, en donde ya estuviste antes que por ahí se presta para la fiesta. La Sala de las Américas es un lugar para escuchar más atento de algún modo, aunque creo que uno siempre está atento cuando va haber algo, pero si para percibirlo de otra forma, diría más concentrado si se quiere.
M.B: Totalmente, y por el formato instrumental y las características del dúo. Sobre todo la de Fernando, en ese sentido si me pliego a la energía de el. Es un show que es hondo pero que esta todo puesto en pocos elementos. Es como una película en blanco y negro.