Hablamos con Sergio Bizzio, un prolífico autor con un vasto legado literario que incluye cinco libros de poesía, más de quince novelas, cuentos y obras de teatro, ha lanzado en el 2024 dos obras tituladas Sabemos lo que pasa por las noches, caracol y Un Lugar Precioso.
El primero, Sabemos que pasa por las noches, caracol se presenta como una colección de fragmentos y frases breves que crean una experiencia de lectura por momentos rara pero atractiva. A medida que se avanza en sus páginas, las palabras parecen desvanecerse, dejando atrás una sensación de efímera fugacidad.

Aunque la calidad de la prosa es notable, con una tensión y gramática que destacan por su virtuosismo, los fragmentos que componen el texto parecen entrar en conflicto. Provienen de contextos diversos y abordan inquietudes variadas, sin seguir un hilo conductor.
En la introducción del libro, Bizzio revela que estas composiciones son el resultado de un proceso de cut ups, donde ha tomado recortes de palabras de la revista de modas Elle, tanto en su versión argentina como española, para recombinarlas en nuevas oraciones. Esta técnica añade una capa de complejidad y sorpresa, desafiando al lector a encontrar sentido en lo aparentemente caótico
La segunda, Un Lugar Perfecto: Un lugar precioso compuesta por dos novelas cortas, llevan a los lectores al límite de la incomodidad.
El primer relato, “Les habían dicho que estaba bueno y fueron para allá”, presenta a una pareja de veraneantes que enfrenta la manifestación del terror de Franco en un pueblo turístico, fusionando elementos de la comedia con la tragedia.
La segunda parte, “Radiografía de la pompa”, se aleja de la estructura de la nouvelle y explora lo extraterrestre con un humor.
Otra Canción: Me interesa saber cómo se gestó́ » Sabemos lo que pasa por las noches, Caracol». Entiendo que fue un proceso lúdico, diferente al de una novela o un cuento convencional. ¿Podrías explicarme en qué consiste la técnica cut-up que utilizaste?
Serigio Bizzio: El cut up es una técnica que inventó un poeta surrealista, Tristan Tzara. Se trata de cortar palabras o pedacitos de frases en un texto publicado, una revista, un diario, un libro, lo que sea, y reordenarlas al azar, es decir, ir armando frases a medida que uno saca las palabras recortadas como de una galera, que por otra parte fue así como lo hizo Tzara. Las puso en el interior de una galera y las fue sacando una tras otra hasta que formó un poema. Los surrealistas usaron mucho esta técnica. Más adelante Williams Burroughs la usó para escribir una novela, Bowie escribió muchísimas canciones así, las letras de “Ok Computer” de Radiohead también fueron escritas así, hay un montón de ejemplos.
O.c: Es curioso pensar en construir frases sin sentido. ¿Como fue tu proceso de búsqueda de significado en esas frases?
S.B: Es que no se trata de construir frases sin sentido. Se trata de dar con otro sentido. Y aun así el sentido no es lo que más importa. Lo que importa es la creación de imágenes que suelen ser rarísimas, a veces luminosas, a veces tremendas, y que a veces hasta tienen sentido, sí, pero un sentido que resulta siempre insólito.
O.c: ¿Es ahí́ entonces donde reside la esencia de este libro y no tanto en el sentido?
S.B: Sí. Digamos que es un experimento mágico con las palabras.
O.c: «Un lugar precioso» contiene dos novelas cortas que, a simple vista, parecen muy diferentes. ¿Por qué́ decidiste publicarlas juntas?
S.B: Justamente porque son muy diferentes entre sí. A mí no me preocupa nada de nada la falta de unidad temática o de estilo o esa clase de cosas. Entre la unidad y lo diferente, prefiero lo diferente. Y ya que las tenía ahí ¿por qué no publicarlas juntas?
O.c: “Les habían dicho que estaba bueno y fueron para allá” es una ficción de encuentros inesperados y desencuentros de una pareja. ¿Qué te llevo a escribir sobre eso?
S.B: Ni idea. Pero tengo que decir que no hay cosas que “me lleven a escribir” sobre ellas. Es al revés: escribo para que aparezcan y después las sigo.
6. Me gustaría saber la respuesta que inicia «Radiografía de la pompa», que forma parte de «Un lugar precioso». Comienzas preguntando: ¿por qué́ te gusta tanto escribir sobre extraterrestres?
S.B: Bueno, la respuesta es la novela misma. La novela es la respuesta a esa pregunta. De todos modos no empecé por ahí. Estaba escribiendo no sé qué cosa, porque eso ya no existe, lo eliminé y no lo recuerdo, hasta que llegué a la pregunta que decís. “¿Por qué te gusta tanto escribir sobre extraterrestres?”. Entonces borré lo que había escrito hasta ahí y seguí adelante con la respuesta.
O.c: En estos textos, al igual que en otros, Ramallo, tu lugar de origen, sigue presente. ¿Qué es lo que tiene Ramallo que parece no poder dejar atrás, o al menos es un lugar al que siempre regresas?
S.B: Ramallo es el pueblo donde nací. Viví ahí hasta los 18 años. ¿Qué tiene Ramallo que no puedo dejar atrás? El lenguaje. No puedo ni quiero dejarlo atrás. Ese es mi mundo. Incluso los personajes son de ahí. Los marcianos de “Radiografía de la pompa” son mis amigos de Ramallo.
O.c: ¿Cómo era tu vida en el pueblo?
S.B: Feliz y bastante salvaje también. Andaba desde muy chico todo el día en la calle, en el campo, en los montes, en el río. Me iba al mediodía después de la escuela y no volvía hasta la noche. Esa libertad era grandiosa.
O.c: ¿Qué papel juegan otras artes, como la música o el cine, en tus historias? Personalmente, siempre encuentro algún guiño, especialmente considerando que has trabajado como director de cine y que algunas de tus obras han sido llevadas al teatro.
S.B: La música y la pintura son las artes que más me interesan. La música sobre todo. Yo hubiera querido dedicarme exclusivamente a la música. ¡Es un proyecto que todavía no abandono! Estuve en una banda ruidista que se llamaba Súper Siempre. Hacíamos “ruidismo” porque la mayor parte de los integrantes no sabíamos tocar, pero también por convicción. Eso era lo que queríamos hacer. Y grabamos dos discos que pueden escucharse en Youtube y en Bandcamp. Fue una experiencia increíble mientras duró. Igual yo lo sigo haciendo. Espero a que mi familia salga de casa y hago ruidismo solista. Pero volviendo a tu pregunta… ¿Qué papel juegan las otras artes en lo que escribo? No lo sé. ¿Avioncitos? La verdad es que no pienso mucho que digamos en lo que ya escribí, pienso más que nada en lo que sigue.

O.c: En otro reportaje decías que tu lema es “dejar a la gente en paz”. ¿Qué quiere decir dejar a la gente en paz?
S.B: No bajar línea, no molestar con el mensaje. Me fastidian los Pequeños Saltamontes que dan clases de profundidad, los que nunca dicen “no sé”, los que andan de acá para allá con la cabeza llena de citas y tienen siempre una respuesta para todo. “Ah, querido, pero Lao Tse dice que la duda es el abismo”, me dijo una vez uno al que le mostré mi sorpresa por la seguridad con la que indicaba lo que hay que hacer y lo que hay que evitar. Me molesta la gente que da lecciones.
O.c: Recientemente se reeditó «El escritor comido». En el libro, Mauro Saupol parece escribir para mostrarse, y su personaje tiene un toque narcisista. ¿Qué tanto hay de narcisismo en la literatura en general y en Sergio Bizzio en particular al momento de escribir?
S.B: Pero más interesante que medir dosis de narcisismo sería pensar en el carácter que tienen muchas de las cosas que se publican ahora ¿no? Hay una serie de novelas o libros de cuentos comercialmente exitosos y aplaudidos por, digamos, la crítica, que son de una seriedad pasmosa. Pasmosa. Estuve ojeando varios de esos libros y me llama mucho la atención. No hay nada de juego, todo apunta a la eficacia. ¿Qué pasó? Son más serios que la tapa de un ataúd. Como antídoto recomendaría leer una novela que se llama “El yanqui”, de Delfina Korn. Divertidísima, reventadísima, libre, llena de humor y de observaciones brillantes. Para mí es una de las mejores novelas de los últimos años. Pero nadie dice nada.
O.c: ¿Qué música o autores pondrías mientras lees tus libros, y qué música crees que refleja lo que intentas transmitir en tus novelas?
S.B: Pondría el disco “La casa”, de Rey Bichito, una banda a la que no le pasa lo que a muchas de las bandas actuales, que escuchás un tema y es como si ya hubieras escuchado el disco entero, porque suena todo igual. Acá cada tema tiene su propia personalidad. Eso es algo único para mí, algo muy difícil de conseguir, y me encanta.