Los Jovenes siguen presentando «Aguila Dorada», su segundo disco. Sensaciones, giras y expectativas en esta charla con Pablo Mariño.
Hace apenas unos meses que los acordes del segundo material en estudio de Los Jóvenes empezó a rodar por las redes y los dispositivos de audio de los cordobeses atentos a las novedades musicales. Canción rock, guitarras contundentes, ritmos que se aceleran, cortes que redireccionan climas y una renovada apuesta poética grupal son algunas de las características que estas ocho canciones que fueron presentadas oficialmente en el Auditorio Luis Gagliano hace apenas algunas semanas.
Para Pablo Mariño, «presentar el disco en el Gagliano siempre es una gran satisfaccón porque uno se escucha casi como en un ensayo. Hay una gran fidelidad en el sonido por lo que esta buenísimo a nivel audio poder tocar ahí. Sobre todo este disco que está grabado en vivo, tiene esa sonoridad por lo que la idea era presentarlo en un lugar como así para seguir amalgamando todo lo que se relaciona con el disco. Y a nivel de concurrencia también estuvo muy bueno. Justo nos tocó el día del amigo así que cayeron todos los amigos a vernos, fue muy lindo» dice a Otra Canción en la previa del concierto en Tresco (Artigas 365).
O.C: Bueno, el disco parece destinado a esas amistades o, al menos al recorrer las canciones, se pueden desprender mensajes destinados a una generación de personas viviendo un determinado momento.
P.M: Mirá, nosotros somos un grupo de amigos que venimos juntos, recorriendo la ciudad y haciendo música desde mediados de los noventa y eso se nota. El primer disco («Estoy a salvo siendo quien soy», 2016) fue mucho más personal, este está amalgamado entre todos los integrantes del grupo que se volcaron a componer las canciones conmigo. Entonces se hace inevitable que las cosas que se dicen estén relacionadas a las vivencias del grupo como colectivo. El anterior fue más personal, más poético. Este es más general y pinta un poco un panorama que nosotros veíamos que se venía.
O.C: Claro, hay como un planteo sobre desafíos colectivos que cruzan el disco a lo largo de sus canciones.
P.M: Totalmente. Por otro lado, también fue como ir descubriéndose con respecto a la reacción de la gente cuando empezábamos a tocar. Cuando uno anda, empieza a tener nuevas reflexiones a la hora de escribir, al momento de buscar o ensayar. Uno se imagina cómo será el recibimiento. Por más que nosotros tocamos, básicamente, de la canción para adentro y no estamos tanto pensando en cómo se recibirán las cosas, eso aparece todo el tiempo.
O.C: Además las canciones salen y trascienden un poco lo que uno puede haberse imaginado en la previa.
P.M: Sí, pero además somos varios compositores y eso te cruza en esas formas que nos planteamos en el momento de crear. Ema (Bastos) viene de Benigno Lunar y él compone allí, Nicolas (Sicardi) tiene su proyecto solista, Martín (Tuda) también. Todos tienen discos, hay mucha data y mucha música encima. Es juntarse a componer y a decir cosas que nos pasan a todos.
O.C: En esa búsqueda colectiva, eligieron «Águila Dorada» para nombrar el disco. Es un título que surge de la obra del autor mexicano Alfonso Lara Castilla. ¿Me podes contar por qué?
P.M: En una época bastante adolescente de mi vida ese libro me llegó a mí y me dio respuestas sobre muchas cosas. Yo escribí algunas cosas en torno a todo eso que me había generado y se lo pasé a Nico, que es el encargado de la producción general de Los Jóvenes. Nosotros estamos siempre buscando un concepto que cierre con lo que está pasando, con lo que estamos componiendo y con lo que estamos haciendo como banda. Nico vino un día y me dijo «el disco se tiene que llamar Águila Dorada» y nos cerró a todos. Él, en realidad, tiene una gran capacidad para cerrar ideas y plasmarlas en cosas concretas. A mi me cuesta más ponerle nombre a las cosas, titular canciones y esas cuestiones que él las tiene mucho más claras. Siempre hay alguien en las bandas que tienen una cabeza distinta al resto con respecto a algunas cosas. Bueno, para producción artística, él va focalizando sobre algunas cosas que encajan perfecto con lo que la banda esté pensando y necesitando en ese momento.
O.C: Me decías que grabaron en vivo, lo hicieron ahí en Estudios Volante…
P.M: Si, nosotros estábamos buscando un lugar para grabar y trabajar sobre un sonido un poco más sucio, por decirlo de algún modo. No sabíamos si eso le iba interesa a la gente o no, pero estábamos buscando algo más personal. Entonces estuvimos escuchando algunas grabaciones de estudio y nos cerró Volante. Ahí tienen un montón de cosas analógicas, nosotros somos medio loquitos con lo que son los pedales, las guitarras, son cosas que nos gustan mucho entonces cuando un estudio nos propone algo distinto está buenísimo. Se grabó todo en dos días. Un día fuimos y grabamos todas las canciones con la banda completa grabando en vivo y al otro día fuimos a seleccionar y grabar las voces también a toma directa. Primera toma, adentro. No quisimos estar horas y horas buscando la perfección si no que preferimos privilegiar el lado espontáneo de la canción.
O.C: Hay algo de orgánico, de crudo, cuando uno termina grabando de esa forma.
P.M: Además, a nosotros nos pinta hacer discos que no sean iguales al anterior. Hay muchas veces en que vos escuchás un disco cuando empieza y ya podes saber cómo va a seguir esa línea hasta el final. Está bueno poder salirse de eso y hacer cosas que salgan de la línea de lo que haces. De última no sabes si te va a ir bien o mal pero el hecho es poder trabajar sobre algo que sea un poco más genuino. Más en esta ciudad en la que todavía no podemos vivir de la música. La gran mayoría de los artistas tenemos trabajos paralelos que son los que nos ayudan a subsistir, entonces tenemos esa libertad que nos abre el camino para hacer lo que nos cabe. tenemos que aprovecharla.
* La foto de portada es de Simon Templar