Sonar: Damián Verdún

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Damián Verdún toca el charango. Pero en sus canciones podemos escuchar jazz, funk y algunas puntas rockeras. Verdún ha grabado con Liliana Felipe, Quique Sinesi, Rolando Goldman, Juan Falú, Ramón Ayala, Horacio Castillo, Franco Luciani, Nora Sarmoria, Juan Iñaki, Trío MJC, Pablo Grinjot, Sandra Corizzo, Orquesta de Cámara de Rosario, Ítalo Pedrotti (Chile), Alejo García (Colombia) y los uruguayos Yisela Sosa, Daniel Drexler, Urbano Moraes, entre otros. Está a punto de finalizar su campaña de financiamiento colectivo (Ver aquí) para editar su segundo disco #Urbano, cuando se prepara para tocar el 14 de agosto en el flamante Centro Cultural Kirchner y a visitar la Sala Luis Gagliano, el 10 de Septiembre.

verdun2– ¿Cómo fue que el charango entró a tu vida?
– Mis viejos me contagiaron del amor a la cultura andina, y el charango junto a otros instrumentos estuvieron siempre presentes, desde mi infancia. Sin embargo, fue cuando tenía mas o menos 24 años que me encontré abordando este instrumento como solista, haciendo arreglos, componiendo. Tuvo mucho que ver un viaje inspirador a Humahuaca, donde volví a vibrar con esas latitudes y con la música de Ricardo Vilca, que desde pibe me emocionaba muchísimo. Entonces en ese viaje compartí con él el escenario varias veces en «El caminante», la peña de Ricardo, y cuando volví a Rosario no solté mas el charango. También creo en una conexión directa entre el río Paraná y el altiplano. Si vamos subiendo por sus afluentes, podemos llegar hasta La Quiaca. Creo en las vibraciones que bajan en el agua de cada afluente, y a mi me tira la energía andina tanto como la litoraleña.

– Formas parte de diferentes agrupaciones, entre ellas de la “Orquesta Argentina de Charangos”, nos contás de eso.
– ¡Sí!, es una experiencia muy linda formar parte de la OACH, como charanguista y como arreglador. Es un proyecto que me dió la posibilidad de haber tocado, por ejemplo, el Himno en la Casa Rosada, para el festejo del día de la democracia. Groso, no?? Y lleva ese mensaje implícito de la militancia por lo sudamericano y lo instrumental. Siempre estaré agradecido a Rolando Goldman por invitarme a ser parte de la orquesta.

– Cuando uno piensa en el charango como instrumento, tiene imágenes de la puna, de campo abierto, de lo rural, sin embargo tu disco se llamará #Urbano, ¿cuál es el link entre lo urbano y el charango? ¿tiene que ver con los “contrastes”?
– Creo que el link somos los músicos urbanos que elegimos este instrumento para crear desde donde pertenecemos. Digo crear, y no reproducir. Porque al crear uno está renovando y resignificando. Más allá de estéticas o gustos, en el producir al charango, al folklore mismo, desde la ciudad, estoy convencido que surge algo nuevo, y que contrasta. Contrasta con lo tradicional, y también contrasta con la ciudad misma, donde la mayoría ve «charango» y automáticamente linkea con el ponchito y el chulo. A veces se hace un lugar difícil el del contraste…pero acá estamos, en la lucha. Y no lo digo por mí, por suerte está lleno de músicos en la misma sintonía.

– ¿Qué músicos te acompañan en el disco?
– Músicos que admiro y a quienes quiero un montón: Viki Virgolini y Federico Ramonda, integrantes de mi trío, y de invitados Juancho Perone, Marcelo Chiodi, Nora Sarmoria, Quique Sinesi, Pablo Grinjot, Renzo Baltuzzi, Hikaru Iwakawa, Julián Venegas, Fernando Silva, Carlo Seminara, Sandra Corizzo, Pablo Juárez y mi viejita Élida Pfleiderer. Y otras personas, no músicos, pero que se sumaron a la música, como el caso de Ángel Fernández, Sandra Galleti y sus alumnitos Walter, Román, Fabricio y Tatiana, de la escuela Qom «Dalagaic Quitagac» de Rosario.

– Para todo aquel que está ajeno a la posibilidad de componer una canción, parece una cosa bien difícil, pero supongo que debe ser también algo difícil y de mucha responsabilidad tomar una canción como “Carnavalito del duende” de Castilla y Leguizamón y darle tu toque, ¿cómo es trabajar con esas obras?
– Antes que nada quiero mencionar que el arreglo armónico de este tema le pertenece a Valdo Delgado, tremendo creador charanguístico. Y en el disco vá dedicado en homenaje a el. Lo de darle mi toque, tiene que ver con lo que dije preguntas arriba, sobre el de producir desde el lugar donde uno pertenece, donde están las raices también, pero en vez de muchos árboles, hay mas edificios..! Y es inevitable que surjan mixturas, como la del «Carnavalito del duende» que salió del ‘garage’, junto a Viki y Fede. Viki, por ejemplo, utiliza un set de percusión que me resulta análogo a esto de las raíces en la ciudad, una especie de batería etno donde se mezclan tones y platos con legüero, cajas chayeras, cajón peruano y notas de candombe.

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– Hay un tema de #Urbano que se llama Ayni que parece salido de una jam entre Jaime Torres y Jaco Pastorius… ¿Cómo conviven esos personajes en tu mundo? ¿cómo ha sido tu recorrido musical, cuando entraron el folklore, el jazz y otras músicas en tu vida?
– Que comparación tan elogiosa! Mira, Jaime Torres convive indudablemente en mi mundo, como uno de mis ídolos. Se aprende mucho observando su toque. Para mí es el amauta del feeling charanguístico. Sobre Jaco puedo decirte que es uno de los íconos de Fede Ramonda, el bajista que me acompaña hace rato y grabó en mi primer y segundo disco. Supongo que Ṕastorius debe ser el modelo a empezar para cualquier bajista que se apasione con el bajo fretless. El jazz no estuvo ni está muy presente en mi vida, pero lo escucho y admiro, pero aplico en mi música algo de este género que es el lugar a la improvisación. El folklore siempre presente, muy! Me entró desde pibe, y se quedó…! No daré nombres de mis íconos porque sería muy largo..! Tal vez sería mas corta la lista de lo que no me gusta del folklore…pero no quedaría muy bien mencionar..! Y el rock entró en mi adolescencia. Muchas noches de escuchar discos… De este género me marcaron pocos, pero mucho: la psicodelia de Pink Floyd, el rock sinfónico de Yes, la impronta del Flaco, la bohemia de Fito y la locura de Charly.

– Ayni en quechua es el nombre que denomina sistema de ayuda mutua o reciproca que se usaba para la construcción de viviendas, por ejemplo… ¿Será por eso que buscas financiar el disco colectivamente?
– Me permito hacer una observación: este sistema no se «usaba» sino que aún se usa en el ande. Digo esto porque muchas veces se habla de las culturas nativas como si ya no existieran, y existen, y están vivas! Es una omisión que solemos cometer…como legado del colonialismo. No es alocado hacer un puente entre el ayni y el financiamiento colectivo, pero soy consciente de la gran diferencia entre un fenómeno cultural que lleva cientos o miles de años en desarrollo, y el fenómeno del crowdfunding que nace de la necesidad de artistas independientes a producir y financiarse de una manera colectiva y alternativa dentro del sistema capitalista. Pero también soy consciente de que esta manera de hacer marca una gran diferencia, y tiene un enorme potencial. Por algo cada vez mas artistas en el mundo eligen esta herramienta. Me parece fantástica la posibilidad de participar al público para la producción de un disco indie. Tiene otro gustito. Y hay que enseñar que no se trata de «pedir guita» a la gente. Esa imagen del artista-mendigo que se va a cagar de hambre, en Argentina hay que cambiarlo, empezando por nosotros.