Sofía Viola: «Yo soy música, no tengo que hacer reir a nadie»

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La cancionista se presenta el Jueves en La Fábrica Cultural.

La música de Sofía Viola viene caminando, desde su irrupción en la escena, por caminos que se cruzan bifurcándose. Así, a lo largo de sus discos podemos ir recorriendo diferentes ritmos y colores que resultan de una propuesta rica a partir de sus matices. “Mi formación musical está presente todo el tiempo en mi forma de hacer las cosas, en casa se escuchaba mucha salsa, merengue, ritmos latinos y tango y folclore. Eso sumado a muchísimo jazz y un poco de pop, que yo consumía sobre todo en la radio. De chica escuché mucho rock, mucho heavy metal y rock&roll clásico de los 50 y los 60. Mucha música” le dijo Sofía a Otra Canción cuando, hace un tiempo, charlábamos con ella con motivo de la aparición de su tercer disco, “Júbilo”.

Este disco fue fruto de un proceso muy largo y de mucho trabajo, sobre todo por parte de Ezequiel que se hizo cargo de los arreglos, la instrumentación y todo lo que gira alrededor de las canciones” cuenta Sofía sobre el proceso que, hacia finales del 2011, tenía casi un centenar de canciones que, entre ella y Ezequiel Borra (productores del disco) redujeron a tan sólo once. “La elección de las canciones corresponde al júbilo, que fue la idea orientadora para el disco. Las orquestaciones, las letras, los instrumentos, todo lo que fuimos eligiendo tienen que ver con la alegría. De todas formas, en medio del trabajo fueron apareciendo otras cosas como por ejemplo la canción “Me han robado el mar”, que no tiene mucho de jubilesca”.

“Me han robado el mar” es una de las composiciones centrales del disco que da cuenta de, al menos, dos cosas. Por un lado, el perfil estético de Sofía en el que resaltan las instrumentaciones mínimas pero atinadas y la interpretación dúctil y profunda. Por otro, la sensibilidad de una compositora que se deja impregnar por el universo que la rodea, sea este propio y cotidiano o circunstancial y un tanto alejado. Dice Sofía: “Hace un par de años viaje a Bolivia. Estaba parando en una casa y empecé a escuchar que se hablaba de la salida al mar y de toda esa problemática. Un tiempo después, hablando con mi primo (que es un fanático de la historia) y, así, dos meses después de haber aparecido la melodía, apareció la historia. Y pasa algo muy impresionante con esa canción porque, tuvo mucha repercusión. Pasa algo muy fuerte con esa canción en la gente al punto tal que, por ejemplo, hoy llego a Chile e inmediatamente empiezan a pedir que la cante

El abanico musical que Sofía propone y Ezequiel profundiza en “Júbilo” es amplísimo. A lo largo de las canciones suenan violines, violonchelos, un contrabajo, una tuba, un trombón, algunas trompetas, gongs, una caja africana, un arpa de boca y una paraguaya, la caja chayera, el bombo legüero, redoblantes, platillos, un acordeón, flautas, bajos eléctricos, guitarras eléctricas acústicas y criollas, un charangón, un cuatro, un ukelele, un piano entre otros instrumentos y juguetes que desfilaron por el estudio. Pero uno de los sonidos más destacados, surge de las entrañas de Sofía y sus canciones. Ese color, tan puro y particular, es su voz. “Yo de chica estudiaba trompeta, pero cuando empecé a cantar me fascinó. Debe haber sido a los 9 años y recuerdo que al principio me fue muy fácil, me sentí muy cómoda. Me di cuenta de que era un instrumento maravilloso. Y con los años me dí cuenta de todo lo que tiene que ver con el desarrollo, el cuidado y el estudio en torno a la voz. Todo eso se fue perfeccionando y hoy ya tengo claro que tengo que trabajar y cuidarme, a la voz hay que cuidarla mucho” asegura la cantante y compositora de 24 años.

Los dos primeros discos de Sofía, “Parmi” (2009) y “Munanakunanchej en el Camino Kurmi” (2010), sirvieron al público para asomarse a su estilo y tuvieron la particularidad de repercutir y viralizarse por la redes sociales a partir de canciones cargadas de una ironía ácida como lo fueron “No me des merca”, “Caca en mi cabeza” o “Menstruatango”. La etapa actual de Sofía Viola abre el abanico de manera más explícita y la presenta desde otro lugar. Un sitio en donde los caminos se ensanchan y los horizontes se estiran. “Yo soy música, no tengo que hacer reir a nadie. No se eligieron canciones más picantes porque ya las hay en el disco, incluso “Pancho en Constitución” es como “Caca en mi cabeza”. Creo que el primer disco, por ejemplo, es mucho más viceral. Pero, además, yo ya estoy pensando en un disco más oscuro, que tenga más ironía como esa que se conoció en su momento, pero en Júbilo quise inclinarme hacia un lado más cercano al amor y me dediqué a trabajar más desde la interpretación.

Por todas estas cosas,“Júbilo” es un disco consagratorio. Uno de esos trabajos que afirman un perfil que muchos advirtieron adentrándose en la obra de Sofía a partir de sus actuaciones en vivo que se replican, desde hace un tiempo a lo largo del país y, también, por el continente. “Mi desarrollo en la música tiene que ver con eso. Yo siempre fui mucho de escribir y decir cosas bien para afuera pero entiendo que existe una parte más introspectiva, que aparece mucho más presente en este disco. Uno es un montón de cosas, yo tengo mi faceta roquera, mi faceta cursi, una criolla, una popera y una protestante. Yo exploto todos mis perfiles. Yo pienso en el concepto de “música para todos”, que venga un abuelo y se pueda sentar a escuchar un disco en el que también hay temas que van a gustarle a su nieto. Yo tengo todos esos perfiles.

Sofía Viola se presentará en Córdoba el jueves 14 de noviembre a las 22hs en La Fábrica Cultural (Caseros 988)