Barbara Pistoia nos cuenta por qué escuchamos a Tupac Shakur

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Barbara Pistoia, Periodista y directora del sitio hiipowerclub editó ¿Por que escuchamos a Tupac? (2019, Gourmet musical), un ensayo en el que buscar responder una pregunta que pocas veces nos hacemos con suficiente profundad.

A lo largo de las 126 paginas que componente el libro la escritora trata de responder la pregunta centrándose no solo en su vida sino también en el contexto social en el que creció uno de los raperos más importantes del mundo. Tupac Shakur es hoy una de las figuras mas importantes de la cultura global, habiendo trascendido su influencia musical para convertirse en un referente y militante de los derechos de los afroamericanos y latinos.

Hoy. para muchos. el músico nacido en East Harlem, Nueva york (1971) y criado en un barrio marginal de Baltimore, es un revolucionario gracias a su discurso hecho canciones y poesía. Fue hijo Afeni Shakur, una de las principales activistas del movimiento Pantera Negra y ahijado de Assata Shakur, también miembro del movimiento y única norteamericana incluida en la lista los terroristas más peligrosos de estados unidos desde el 2005. La activista actualmente se encuentra exiliada en Cuba, lugar donde reside hace 30 años.

Tupac irrumpió en la música finales de los 80 cuando la figura del hombre negro era demonizada por parte de los gobiernos y el stablishment sosteniendo que eran los responsables de la oleada de los crimines y el desarrollo del narcotráfico. A lo largo de sus 25 años de vida conoció la pobreza y la brutalidad policial en carne propia. También entendió el papel de los medios como influencia en la opinión pública.

Entre las canciones más conocidas se encuentra Dear Mama. En ella cuenta la pobreza y la adicción de su madre al crack, pero sostiene que esa vida no borro el amor y el respeto por su madre. Desde hace varios años la canción forma parte de la Biblioteca del Congreso.

Tupac murió en 1996 en Las Vegas, cuando paró en un semaforo junto a un Cadillac blanco del que salieron una lluvia de balas, algunas dellas impactaron en el rapero, que falleció poco tiempo después en el hospital donde se encontraba internado. Nunca se encontró al culpable y hasta algunos aún hoy creen que Tupac está vivo y radicado fuera de los Estados Unidos. Otros sostienen que nunca su supo quien fue el responsable porque atrás de la balacera estuvo implicado el FBI.

O.C: En el libro vas más allá de la vida de Tupac. También explicas un poco el movimiento Pantera Negra, las peleas costas Este – Oeste. También haces referencias a personajes como Malcolm X, las revolucionarias Afeni y Asatta. ¿Cómo surgió el interés de encararlo por ese lado y no una simple biografía?
B.P: Me aburren las biografías que se limitan a contar una vida siguiendo una línea de hechos propios de la figura en cuestión. Y algo similar me pasa con los textos de música que solamente hablan de música, como si un artista y su obra fuera algo que se sopla, sale y flota impoluto y en solitario por nuestros aires. No soy lectora de textos netamente periodísticos, no leo prácticamente medios de música. Soy muy lectora de ensayos, ese es, además, mi lugar más cómodo en la escritura, y todo lo que se desprende de Tupac es un ensayo en sí mismo. Así que fue muy fluida la manera en la que se me fue planteando el desarrollo del libro.

O.C: Que tuvo Tugh Life para poder congraciarse no solo con la comunidad negra, sino también con la latina.
B.P:
Los orígenes del código Thug Life están en el linaje revolucionario de la comunidad afrodescendiente, así que más que buscar congraciarse con la comunidad, es directamente una respuesta política que la comunidad da a las diferentes definiciones que norteamérica toma para mantenerlos en la miseria, aislados, estigmatizados y criminalizados. O sea, nace de su propia comunidad. Tupac abraza a los latinos porque, también en coherencia con ese linaje revolucionario, lo que busca es básicamente justicia social. La propia dinámica norteamericana hace que el relato principal tenga como eje a las comunidades racializadas, pero en sí es mucho más profundo, que es lo que reviso en el libro, porque, como planteaba el activista y referente Stokely Carmichael, el racismo es una cuestión de poder.  

O.C: El libro le dedica un capitulo a la importancia del feminismo en las letras de Tupac, donde había una diferencia de objetivos entre los negros y los blancos. Si bien era una postura que el defendía en muchas canciones, también tenía canciones como Get up down y algunas falsas acusaciones ¿De dónde surge esa idea de feminismo y porque se vuelve tan interesante?
B.P: El partido Pantera Negra tuvo una fuerte presencia de mujeres, una de ellas era su madre, otras sus tías, otra su madrina, otras amigas familiares muy cercanas. Y la comunidad afroamericana, aún siendo machista, es matriarcal. Él recibe todo eso, lo ve, lo vive, observa como en los barrios marginales la mayoría de las mujeres crían solas a sus hijos o hacen miles de malabares frente a la adversidad mientras los padres están trabajando en otro lado. En la historia de los movimientos por derechos civiles, humanos y también en las diversas revoluciones, las mujeres tienen un rol muy fuerte, y más allá de todo internacionalismo, esto él lo ve como un destacado de su comunidad y de Latinoamérica a lo largo y ancho del continente. Va tomando todas esas imágenes y las va volcando en las canciones. Y también están las otras canciones, todas conviviendo. Donde algunos pueden ver contradicciones y reclamar, como si la contradicción no fuera una condición humana por excelencia, lo que yo veo es un chico muy joven, con mucha conciencia política y social, de clase, adelantado a su tiempo en varios aspectos, pero también siendo justamente joven, divirtiéndose y volcando sus experiencias. Estamos hablando de 30 a 25 años atrás, y Tupac ya cuestionaba el acoso callejero y apoyaba el aborto en sus canciones y videos. Todo esto dentro de un género que a primera y gran vista es muy machista, pero que a su vez respeta como ningún otro género el derecho al goce femenino, y que cuenta, además, ya yendo un poco más a fondo, con una fuerte tradición de mujeres que han hecho y hacen valioso al hip hop como elemento cultural. Mujeres que, a su vez, lo tienen de referente a él. Pero bueno, ni Tupac ni el hip hop son aptos para los puristas, básicamente porque, en realidad, el purismo es una ficción que solamente la apatía política y el ansia despolitizante pueden permitirse.

O.C: Me gustaría poder profundizar un poco más la idea de que el libro se podría ver como el lado b de la actualidad. Que de alguna forma nos ayuda a ver la realidad desde otro medio ¿Por qué sostenes esa idea?
B.P: Porque estamos viviendo un momento en el cual el racismo está marcando las definiciones políticas. Nuestros últimos 4 años fueron así, de hecho hay términos e ideas de Patricia Bullrich que replican textual a las barbaridades que dijeron e hicieron Nixon o Ronald Reagan. Ya eran barbaridades en el siglo pasado, ya se demostró la peligrosidad y el fracaso de esas políticas, varios nombres republicanos de aquella época luego se mostraron arrepentidos, y sin embargo acá estamos. Pero se aplaude, y se aplaude mucho porque hay todo un poder mediático y discursivo que construye un determinado clima con diversas sutilezas: el miedo a que el inmigrante te robe el trabajo, el inmigrante usando el hospital público, las mujeres que se embarazan para cobrar un plan, la criminalización a través de las vestimentas, ni hablar la erradísima dirección que toma la Guerra contra las Drogas, entre miles y miles de ejemplos. Lamentablemente nada de lo que cuenta el libro es pasado, es demasiado presente.

O.C: ¿Estamos en condiciones de decir que el disco más político de Tupac es 2Pacalypse Now (1991, con canciones como Brenda’s got baby, Trapped o I don´t a fuck), tal vez el álbum que lo llevo a ser el enemigo N°1 del gobierno?
B.P: No coincido con que hay un disco más político que otro. Sí creo que, por los hechos personales, va amplificando su tono político y también va madurando la forma de exponerse. Son diferentes momentos políticos. Lo que lo pone en el lugar de enemigo del gobierno es un conjunto de actitudes que se potencian por el apellido que lleva y porque en su desobediencia invita a otros a que no se queden callados frente, por ejemplo, al abuso policial

O.C: Me atrevo a comentarte que la imagen de Tupac parece tener dos caras. Una es la de pandillero, subversivo y violento. Por otro está la del revolucionario que busca despertar a las comunidades oprimidas como las afroamericanas y las latinas. ¿Por qué se da estas dos caras? No sé si hay muchos más artistas o referentes sociales que tengan esas dos caras tan visibles…
B.P: La subversión no la pondría en una misma línea de un supuesto lado netamente negativo de él, ni de nadie entendiendo los contextos. Las pandillas estaban ahí antes de Tupac y después de Tupac, y sus vivencias también. La violencia de esas pandillas así como la necesidad urgente de alterar el orden social, a como dé lugar, son efectos de políticas extremadamente opresoras, agresivas, de una violencia institucional sistemática. Estamos hablando de sectores que a través de generaciones quedan sumergidos en la más profunda pobreza y conviviendo con el más brutal abuso policial, entre otros tantos factores. Tupac mismo tuvo una infancia de pobreza muy extrema, además con su familia siendo perseguida por el FBI, mudándose de un lugar a otro. Por lo que me parece por demás positivo la organización y pensar una estrategia de liberación. Pero, además de todo, la subversión de Tupac es espiritual, poética, no es una invitación abierta a la lucha armada ni un grito de guerra literal

O.C: Recuerdo haber leído un libro donde sostenían que Tupac  había conocido los dos mundos, el del ghetto donde vivía y el mundo de los blancos donde estaba la “buena vida” gracias a su trabajo. Aún así el mantuvo siempre una postura sobre la vida en los ghettos.
B.P: Lo que él dice es que camina por dos mundos por necesidad, pero siempre va a pertenecer al ghetto, y en ese caminar ve muy bien como se definen las clases: la clase trabajadora o a la espera de una oportunidad laboral, que sería la que habita los guetos o viviendas sociales, y la clase que hereda y opera, la que necesita por su tipo de trabajo.  Cuando él acusa que otros se olvidan de su gente o usan a su gente se refiere a los que no ayudan a la comunidad a organizarse para poder lograr una mejor calidad de vida. Y como para él eso era lo más importante, así como también la lealtad, lo que hace es pedirle a la gente que apoye artistas que sean genuinos, que no se dejen usar o engañar. Todo esto ya está muy manchado también por el clima de la Guerra de las Costas.

O.C: ¿Quién crees que hoy ocupa ese lugar que dejó vacante su muerte? ¿Podría ser Kendrik Lamark?
B.P: Creo que Kendrick Lamar es un heredero natural por varias razones, desde su admiración hacia él siendo muy chico hasta las razones más poéticas y políticas. Pero cuando mueren los revolucionarios, más que haber alguien que ocupa su lugar, lo que surge son movimientos. Así que no sería real hablar de alguien ocupando su lugar, y sería injusto, porque hubo varios antes de Kendrick Lamar que defendieron su aporte cultural en un momento no tan explosivo del hip hop como ahora. Pero sí no tengo dudas en cuanto a que estamos presenciando un nuevo renacimiento de Tupac, ya desde hace unos años para acá, un despertar colectivo, conformado por varios actores culturales y de diversas disciplinas, que lo tienen a él como influencia, como faro total de sus ideas.