Amaro Ferraris y Fede Lucero nos invitan a ser parte de su «Órbita»

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Amaro Ferraris es un multinstrumentista cordobés con una gran trayectoria dentro de la escena local por formar parte de la banda Enroque y haber participado con diferentes proyectos con distintos músicos de córdoba. Federico Lucero es un guitarrista que ha acompañado a diferentes músicos de Córdoba y que actualmente se encuentra terminando su primer disco solista. Juntos se volverán a presentar el próximo 10 de Mayo en el Centro Cultural Graciela Carena para viajar con su nueva música. La invitada de lujo ésta vez será Julieta Rod que presentará bellas canciones de «Ensayo sobre el cráter». Anteriormente participaron La Negra Marta y Andres Arias. Este nuevo ciclo propone vivir una experiencia musical nueva en un concierto intimo y con un formato distinto a los shows convencionales, donde la cercanía con los artista es lo central.

Otra Canción: ¿Cómo surge la idea del este nuevo ciclo y por qué el nombre?
Encarar un ciclo era poner en funcionamiento nuestra música con una continuidad a la vez transformable. Nos daba un tiempo sobre el cual accionar las canciones y tener una devolución, una respuesta de cada encuentro. Si bien hay canciones elegidas como una columna vertebral para órbitas, buscamos que suenen con frescura cada vez. Hay ritual en esto. Algo en la repetición que cambia. Algo que propicia la disposición orbital, un flujo de energía con el público que imaginábamos. Durante el ciclo, en algún punto el espectador sabe qué es lo que va a ver y a la vez en el momento que presencie se va a encontrar en un estado único del proceso creativo.

O.C: Personalmente debo decir que me causa curiosidad este ciclo porque siempre los veo rodeados de músicos de jazz o folclore. Pero por lo que puedo apreciar abren el espectro a otros músicos en el ciclo como La Negra Marta,  Andres Arias  ¿Cómo surge esta idea de invitar a los músicos?
Más allá de lo estilístico nos atraía la idea de compartir el espacio con artistas locales con quienes no hubiéramos interactuado antes. Una manera de acercarnos, de habitar la escena musical cordobesa y abrir desde ahí nuestra nueva etapa artística. Por otro lado, pensamos en públicos «cruzados». Alguien que viniese a ver el dúo set se encuentra con la música de la persona invitada y viceversa. Imaginábamos las canciones puestas en el aire en comunión con el respeto y el silencio de la gente que se acerca con el deseo de oír una música nueva. Finalmente encontramos en el Centro Cultural Graciela Carena un lugar con las condiciones óptimas para hacerlo. Estamos muy agradecidos con Flor Besso y Malu Maldonado que nos abrieron las puertas y que forman parte del equipo de «Órbitas».

O.C: Supongo que cuando uno arma un ciclo tiene pensando los invitados por alguna razón en especial, este caso el jueves será Julieta Rod. ¿Por qué decidieron invitarla?
A Julieta la cruzamos en una casa cultural y oímos las canciones que forman parte de su trabajo «Ensayo sobre el cráter». Así también sucedió con Andrés Arias (Macario Ruts) y su EP «Las Manos» y con la Negramarta lo mismo. Son artistas que escuchamos, nos encantan y les proponemos que abran el concierto.

O.C: Me imagino que cuando uno plantea un dúo busca aportar cosas a la música del otro, en cierto modo brindar algo que el otro no tiene y viceversa.  ¿Cuál es aporte que cree que le brinda uno al otro?
El dúo set tal como está hoy es una ampliación espectral de la inicial. La primera vez que tocamos, hace un año ya, teníamos una guitarra acústica, un piano y un cajón. Hoy el set se expandió a piano, octapad, cajón, redo, platos; guitarra acústica, eléctrica, guitarrón y voces. Ahora estamos preparándonos para incorporar programaciones y sonidos ambientales. Estamos en proceso de experimentar jugando a que la paleta tímbrica es cada vez más amplia pero siempre pasa por el tamiz de la complicidad entre dos.

O.C: ¿Quién está siendo el encargado de componer las canciones para este proyecto? ¿Cómo se da ese proceso?
Después de la grabación del primer disco de Fede, empezamos adaptando algunas de esas canciones al formato dúo. Con el correr de los ensayos (y habiendo descubierto músicas de Santiago Vazquez, Marilina Bertoldi, Bon Iver, Nick Drake, Bowie, Mark Guiliana) fuimos encontrando un sonido y empezamos a componer canciones nuevas especialmente para ese sonido.

O.C: Tal vez me vaya mucho en el tiempo pero les quiero preguntar si están planeando algún material.
Si. Hay una obra que subyace el proyecto de este ciclo de conciertos. Estamos dejando que crezca la música en el vivo, atentos a la señal para sumergirnos en la grabación del disco. Al mismo tiempo hay toda una parte de experimentación y registro visual en la búsqueda de un concepto fotográfico que forme parte del mensaje. Esta parte está dirigida por la fotógrafa y cineasta Koky Schroeder.

O.C: Al contrario de lo que uno podría pensar que ya viene lista desde los ensayos. ¿En qué cambia la dinámica de ir probando sobre la marcha del vivo y en el estudio?
Buscamos en lo ritual de estos encuentros la posibilidad de tocar lo mismo de otra forma y estar atentos a qué percibimos cada vez. Algunos arreglos fueron pensados y puestos en ensayos pero orbitando con la gente la percepción cambia y hay algo que se produce que nos acerca a un misterio que aunque no lo descifremos sabemos que nos guía hacia otro estado de las cosas. Ahí volvemos a la canción y seguimos buscando.

O.C: Tengo entendido que el primer encuentro fue acústico mientras que el segundo fue con un set más eléctrico. ¿Cada encuentro del ciclo está pensado con la idea de ir incursionando en sonidos nuevos, ir cambiando?
Si bien la forma de las canciones ya está, con el correr de las presentaciones algunas cosas van tomando color y van imprimiéndose, sobre todo arreglos o timbres específicos.

O.C: Por lo que pude ver el escenario se establece en un formato distinto donde la cercanía con el público es otra. Me imagino que la disposición a la hora de armar un escenario en circulo con el público alrededor no es al azar, algo debe generar.
La disposición orbital enfrenta y conecta al dúo lo que nos permite estar con el nivel de concentración máximo y a la vez contenido por el público. Es más, el público no sólo escucha y ve si no que «se ve entre sí». Hay profunda intimidad en todo esto, incluso antes de tocar una sola nota. La entrega de energía es una entrega total y los silencios son una experiencia musical.